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sábado, 29 de julio de 2017

Monumento al Coronel José Valentín de Olavarría                           
 Alejo Joris, el autor desconocido
                                                                     Autor: Cr. Adolfo Hipólito Santa María
    
Monumento al Coronel Olavarría


Por decreto, el 29 de julio de 1895 se nombra una comisión compuesta por los ciudadanos Dr. Ángel Pintos, Lorenzo Games, Emilio J. Y Jerez, Ramón Rendón, Marcos Castellani, Félix Bidart, teniente coronel Florencio Monteagudo y el intendente Municipal D. M Recavarren, con el fin de dirigir y recaudar fondos para la concreción de un monumento al coronel Olavarría. (1)
    Pocos años después, la comisión organizadora presidida por el Sr. Marcos Catellani logra interesar en el proyecto al Dr. Adolfo P. Carranza, que en el año 1900 ejercía la dirección del Museo Histórico Nacional; y había iniciado un conjunto de propuestas culturales con el objeto de evocar las tradiciones de la Revolución de Mayo y de la Guerra de la Independencia.
   El 15 de abril de 1900, la Municipalidad de Olavarría recibe del Director del Museo Histórico Nacional, Dr. Carranza, un cuadro del Coronel Olavarría.


 Acto de entrega del retrato del Coronel Olavarría en el salón de la municipalidad 
 

Edificio de la municipalidad inaugurado en 1892. Después reemplazado por el actual 


En ese mismo mes se envía una nota al general Mitre, comunicándole el nombramiento como Presidente Honorario, y el 17 del mismo mes se recibe la nota donde Mitre agradece tal distinción.
   El 15 de mayo de 1900, el Concejo Deliberante otorgaba la autorización para emprender la obra en el centro de la plaza principal, a la Comisión Monumento y Conmemoración del Centenario del Coronel Olavarría.
  La comisión se había propuesto como objetivo  inaugurar el monumento el año siguiente, porque se cumplían los cien años del nacimiento del coronel Olavarría.
 La recaudación de los fondos necesarios para la realización del monumento se realizaba mediante una suscripción popular. 

Colocación de la piedra fundamental del monumento
    
El 9 de julio de ese mismo año se colocaba la piedra fundamental del monumento. Los actos se iniciaron en la iglesia San José: "Concluido el Tedeum", la concurrencia se trasladó enseguida a ocupar los mejores puestos alrededor del sitio donde un momento después se colocaba la piedra fundamental del monumento a levantarse, del heroico guerrero Coronel Olavarría. El Sr. Pablo Fassina destinado de antemano orador oficial para este acto pronuncio un brillante discurso"(2)

         
     Medalla conmemorativa de la colocación de la piedra fundamental
ANVERSO
                                                                                                            
REVERSO
                                                     

   Durante la fiesta se distribuyeron medallas conmemorativas, que estuvo a cargo de la Comisión La Protectora de Niños Pobres. La Municipalidad de Olavarría contribuyó con la comisión de fiestas, con la suma de 1800 pesos moneda nacional.
    El 12 de octubre de 1901 fue inaugurado el monumento, en el centro de la plaza que lleva el nombre del Guerrero de la Independencia. El pedestal fue tallado en granito extraído de las canteras de Sierra Chica.

                      
Tedeum en la iglesia San José  ( Colección del A.G.N.)
                                              
    Se inició la fiesta con un solemne Tedeum, en la iglesia San José, donde Fray Modesto Becco pronunció una oración patriótica.  Seguidamente, se trasladaron a la plaza que ostentaba arcos triunfales y guirnaldas.



Inauguración del monumento ( Colección del A.G.N.)
              

En los palcos levantados en el lugar se instalaron las familias, representantes de las sociedades, las autoridades y delegaciones invitadas. En uno de los palcos se podía leer la siguiente inscripción: "Coronel Olavarría": Combatió por la América del Sud. En nombre de la comisión entregó el monumento al pueblo el Sr. Ramón Rivero. La recibió en su nombre el Intendente Sr. Ramón Rendón, que la descubrió en medio de salvas y de los acordes de la banda de música. (3).
    Asistieron al acto como invitados los señores: Matías Zapiola, Adolfo Decoud, Adolfo P. Carranza y Angel J. Carranza. En representación del Ministerio de Guerra asistió una comitiva presidida por el general Leyría, y formada por el coronel Lara y tenientes coroneles Baldrich, Berghman, Astrada y Espeleta.
  En representación del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Doctor B. de Irigoyen, su secretario Rómulo J. Naón.
   En el acto hicieron uso de la palabra el general Leyría (en representación del padrino del monumento, el coronel Richieri), y los señores Adolfo P. Carranza, Rivero y Rendón. 
   El costo de la obra ascendió a la suma de 8.700 pesos. Los fondos obtenidos se publicaban periódicamente en los medios locales, con nombres de los suscriptores y el monto aportado por cada uno.
   La Municipalidad de Olavarría entregó a la comisión de festejos la suma de 3.500 pesos.
  Se acuñaron medallas para conmemorar el evento, siete de ellas en oro, que fueron entregadas de acuerdo a la nómina publicada por el diario local, de fecha 17 de octubre de 1901,a los siguientes: Gral. Bartolomé Mitre, Ministro de Guerra, Gobernador de la Provincia,Director del Museo Histórico, Presidente de la Comisión, Intendente Municipal y Presidente del Consejo Deliberante. 
          

                       Medalla conmemorativa de la inauguración del monumento

ANVERSO
                                                    

REVERSO
                                                    


Monumento al Coronel Olavarría

                                          
  Desde su inauguración, en todas las publicaciones que trataron el tema del Monumento a Olavarría, se nos dijo: se desconoce el autor del busto del coronel Olavarría.
  Después de más de cien años, encontraríamos una pista que nos llevaría a descubrir su identidad.
   La primera noticia sobre el autor la obtuve por una nota de la Revista Caras y Caretas, de octubre de 1901, que en una parte, refiriéndose al monumento próximo a inaugurarse, nos cuenta: " Consiste éste en una columna de granito de diez metros de altura, coronada por un busto de bronce, de notable parecido con el guerrero, debido al escultor Alejo Yoris (sic)."  A partir de este dato inicial, que contenía el error en la grafía antes indicado, inicié una investigación sobre el escultor, con el objetivo de poder confirmar la información de la revista y componer su biografía y la obra artística realizada.
 Es así, que logré, después de algunos años de investigación, obtener la siguiente información sobre el escultor:  
  El escultor Alejo Joris nació en Suiza, en un lugar llamado Champery (Valais), el 9 de octubre de 1865.
  En el año 1890 ingresó a nuestro país, en el buque Aragón, eligiendo a la ciudad de Buenos Aires como lugar de residencia. Poco tiempo después conoció a la familia del general Manuel J. Campos, quienes le encargaron un busto del coronel Julio Campos.
  Este trabajo le valió a Joris entrar en el Arsenal de Guerra, en la fundición artística (4).
Años después deja el Arsenal y se instala en Buenos Aires, en la calle Malabia Nº 434, con el nombre de taller de fundición artística de Alejo Joris, donde produce una gran cantidad de obras; en especial de próceres de nuestra independencia.
  En 1914, sería protagonista de un incidente con una escultora de apellido Bonnet, con motivo del concurso de maquetas organizado por la comisión de homenaje para la construcción de un mausoleo al Dr. Adolfo Alsina, en el Cementerio de la Recoleta.
Este asunto, que tuvo una gran repercusión y ocupo espacios en diarios y revistas de la época, nos permitió ratificar la información, que tanto buscábamos. Y de boca del propio Joris.
  Una nota, del 15 de mayo de 1914, realizada al escultor por la Revista Fray Mocho, con el título "Una "Maquette" en danza", dice en una parte. "En el palomar artístico de la calle Malabia". – :
Soy suizo-francés, con veinticuatro años de residencia en este país, al que llegue semanas antes de estallar la revolución de 1890. Estudié en Munich. - ¿Que tal la cerveza de Munich, señor Joris? Le pregunta el entrevistador.
- !Insuperable!  En la misma ciudad de Múnich, ingresé a su mentada Academia de Bellas Artes, previo concurso de Admisión. Atravesé el charco, y me instalé en Buenos Aires. Aquí tuve que luchar duramente para levantar cabeza. Felizmente, y al poco tiempo de mi estadía bonaerense, conseguí entablar relación artística con la familia del general Manuel J. Campo, la que tuvo a bien encargarme un busto del coronel Julio Campos.. Este trabajo me valió entrar al Arsenal de Guerra, como encargado de la fundición artística, permaneciendo en ella hasta que la salida del señor Martínez Campos de aquel establecimiento me obligó a seguirle. Tuve en el señor Emilio Duportal un amable mecenas. Encárgame él su busto. Este y un boceto de monumento a la independencia, lo presenté al concurso de la exposición artística, organizada por el extinguido Ateneo (5), obteniendo una mención honorífica por mis trabajos.  Yo no soy un Rodin, pero tampoco puedo considerarme como modelador de macarones para frontis de edificios. Yo también tengo obra, y obra muy mía, Me pertenece el busto a Olavarría en el pueblo del mismo nombre. El busto al coronel Lorenzo Lugones, en Santiago del Estero, el monumento a Fray Cayetano Rodríguez, emplazado en San Pedro, y otras obras".       
  El escultor realizaba y ejecutaba obras propias y de otros artistas en su taller de fundición. Además de las mencionadas anteriormente por el escultor,  pude encontrar otras obras de su autoría y de otros artistas ejecutadas en su taller, como son las siguientes:  busto del Coronel Juan Isidro Quesada( 1902), busto de Antonio Zinny (1907) ,  Monumento al Dr. Ángel Justiniano Carranza (1908) , busto de Hilario Ascasubi (1914), Monumento al General Mariano Necochea, en Necochea, obra del escultor Garino (1912), Monumento al Tambor de Tacuarí, en la Plata (1914)  y el Monumento a San Martín, en la localidad de San Martín, obra del escultor  Cardona (1915).
  Se presentó en la Exposición Mundial de San Francisco (California) en 1915, y obtiene como recompensa el Gran Premio de Honor.  Anteriormente habíamos mencionado el incidente del que sería protagonista el escultor, que se conoció como el sonado affaire de la Maquette del Mausoleo al Dr. Alsina.  El escultor cuestionaría la autoría de la maqueta ganadora, por considerar que el boceto y la maqueta habían sido ejecutados por él en su taller; creemos, con la supuesta intención de poder cobrar una parte del importante premio estipulado por la comisión organizadora, que ascendía a la suma de 80.000 pesos.
  La disputa llegaría a los estrados judiciales y se transformaría en un escándalo. Fueron peritos de partes, el escultor Jorge M. Lubary, por la Srta. Bonnet, y el escultor Torcuato Tasso, por el Sr. Joris.
  Se confirmaría en el juicio la ejecución de la maqueta por el escultor Joris y la existencia de contratos previos para ejecutar la obra entre la Srta. Margarita Bonnet y el escultor.  Pero, como la Srta Bonnet se había anticipado en registrar la maqueta premiada, el fallo judicial le sería adverso.
   El fallo judicial y la actitud tomada por la Comisión de Homenaje de otorgar el premio a la Srta Bonnet no serían del agrado del escultor Joris, motivo que lo llevaría a reclamar por un período de más de quince años ante la embajada de su país y el poder Ejecutivo Nacional. Así, en su momento, se quejó por la resolución judicial del caso y la actuación de la Comisión de Homenaje enviando cartas al representante de Suiza en la Argentina, los Presidentes Irigoyen y Alvear, y el Gobierno Provisional de 1931.(6)
   De la lectura de esta última carta, podemos inferir, que el escultor se encontraba en una situación económica muy comprometida. Vivía con su familia en una finca prestada por la Municipalidad de Buenos Aires, en la calle Medrano N º 31, donde tenía instalado de forma precaria su taller, con tan escaso trabajo que había ofrecido su concurso como profesor de una escuela de fundición de obras de arte y se le había sido negado.    
  El escultor Alejo Joris fallece en el año 1951, en el Hogar Suizo de Villa Ballester (7).


  
Alejo Joris, junto a una de sus obras
                                                   
La información sobre el escultor, como autor del busto del coronel Olavarría, fue dada a conocer por mí en el año 2004 (8). Sin embargo, posteriores publicaciones (diarios, libros y manuales de historia), nos siguieron diciendo lo mismo: se desconoce el autor al Monumento a Olavarría.  Situación que se modificaría recién hace unos pocos años, en una  nota sobre monumentos de Olavarría publicada en el diario local, donde se menciona a Alejo Joris como el autor del Monumento al Coronel Olavarría. 
 Por tal motivo, esta nota es también un nuevo reconocimiento para quien con indisimulado orgullo  nos decía: “Yo también tengo obra, y obra bien mía, me pertenece el busto a Olavarría en el pueblo del mismo nombre”.



(1)Municipalidad de Olavarría. Digesto Municipal 1891-1911
(2)Diario "El Popular" de Olavarría
(3)Diario "El Tiempo" de Buenos Aires, del 12 de octubre de 1901.
(4)Las publicaciones y libros sobre la historia de Olavarría, se menciona como único dato sobre el monumento, que se habría fundido en el Arsenal Naval. Esta información, creo, es como consecuencia de los considerandos del decreto de 1895, formando la primera comisión, donde se mencionaba esa posibilidad. 
(5)Se presento en el II Concurso organizado por el Ateneo, en 1894. 
(6) Véase en la Biblioteca Nacional, los folletos Nº 107771 al 107775 y Nº 140616
(7)Los datos de nacimiento y fallecimiento del escultor fueron suministrados por la Embajada de Suiza en Argentina.
(8) Año de la publicación de la primera edición de mi libro Olavarría en al Medalla


Fuentes y Bibliografía consultada.
Biblioteca Nacional
Biblioteca del Congreso Nacional.
Embajada de Suiza, en la Argentina.
Revistas: Caras y Caretas, Fray Mocho y PBT.
Pagano, José León. ' El arte de los argentinos", Volumen III
Schiaffino, Eduardo. "La pintura y la escultura en la Argentina"
Diarios "El Tiempo" y el "País ", de Buenos Aires.



viernes, 28 de julio de 2017

Historia del escudo del partido de Olavarría (la verdad histórica)
                                                    Por:  Cr. Adolfo Hipólito Santa María                                     

Desde su adopción, en 1942, se ha repetido hasta hoy en distintos medios y publicaciones que el escudo adoptado por la municipalidad de Olavarría fue bordado por un grupo de damas y donado a la municipalidad en 1883.
Suponemos, que la versión nace de la resolución que lo adopta y de los fundamentos históricos presentados como ciertos por los representantes de aquel cuerpo legislativo, empeñados en legitimar mediante una disposición del Concejo Deliberante lo que de hecho se venía utilizando como sello de ese cuerpo desde finales de 1932. Es en el diario El Popular de Olavarría, del 7 de agosto de 1942, donde podemos leer sobre la reunión realizada el 6 de agosto de 1942 por el cuerpo legislativo, el tratamiento del tema. La nota dice así: “El presidente del Concejo Deliberante señor Moya, con la presencia de los concejales señores Améndola, Calcagno, Garmendía, Fittipaldi, Lardoueyt y Viscondi. El presidente señor Moya dice luego que ha entrado al Concejo un asunto interesante y agrega que en el año 1934, siendo intendente el actual Doctor Antonio Grimaldi y secretario el ciudadano y concejal que habla fue presentado al H. Concejo un proyecto adoptando como escudo de la Municipalidad de Olavarría el que fuera donado por un núcleo de damas en el año 1883 con el propósito -era de suponer- de que fuera adoptado como emblema. El proyecto de resolución que se sometiera al Concejo no prosperó, pero no obstante ello desde ese año la Municipalidad tiene en sus sellos el mencionado escudo. Este asunto ha sido actualizado y hay ahora un despacho de la comisión respectiva por el que aconseja la sanción de una resolución adoptando como escudo de Olavarría, el que bordara esa comisión de damas y haciéndolo obligatorio para sus sellos, libros y documentos generales. El concejal Viscondi pide que el despacho sea tratado sobre tablas, apoyándolo en su indicación el concejal Lardoueyt, la noción es aprobada. Ocurre lo mismo con el proyecto”.
Este comentario fundamentando la aprobación del proyecto importa errores históricos, que no pasaron desapercibidos para el medio local El Popular al conocerse y aprobarse el proyecto, como veremos más adelante.
El sello con el escudo se comenzó a utilizar a finales de 1932, y así lo podemos ver aplicado en un acta (Fig. 1) del Concejo Deliberante, antes de comenzar la transcripción de la sesión extraordinaria del 1 de enero de 1933.
El sello que utilizaba el Concejo Deliberante en sus actas contiene en el interior de un óvalo el escudo representado con tres banderas por lado y cañones, y las leyendas semicirculares, superior: “Concejo Deliberante”, e inferior: “Olavarría”.



Figura 1 
                                     

El acta de finales de 1932, que fuera firmada por Miguel de Urteaga y Antonio Grimaldi, tiene el sello adoptado por el Concejo Deliberante (Fig. 2) -un diseño que no es copia fiel del escudo recibido en 1883- y que a partir de esa fecha comenzó a utilizar el Concejo para sellar el libro de actas.

  
Figura 2 

                                                              
La nota en el diario, antes citada, no pasó inadvertida para los lectores, y es posible que algún vecino conocedor del tema alertara al mismo diario. Éste, en otra nota titulada “Las medallas y el famoso escudo(Fig.3), publicada el 12 de agosto de 1942 en la sección Panorama, nos cuenta:
“Muy interesante”- comienza diciendo la nota-.Según el presidente del Concejo y presentado por el mismo, relacionado con la adopción de un viejo escudo que fuera donado a la Municipalidad por un “núcleo de damas” en 1883, como emblema de Olavarría. El proyecto se aprobó sobre tablas y “para variar” se aprobó por unanimidad (...) La expectativa pública creada en torno al escudo de marras, fue satisfecha con la reproducción fotográfica que del mismo hicimos en nuestra edición del nueve del corriente... ¡¡Para qué lo publicamos!! Se trata de un dibujo de segundo grado primario, con mucho de caricatura y no poco de ingenuidad (...) Casi, casi, estuvimos por ponerle de título: “Cómo ve Don Aristóbulo al escudo...” y para colmos de los colmos, hemos sabido que hasta eso de que “fue donado por un grupo de damas” hay fraude; sí señores, esa aseveración es fraudulenta, porque el famoso escudo no fue donado, sino entregado por “una sola dama” que recibió nada menos que 500 pesos “fuertes” por su trabajo..., lo que cuadra ahora, entonces, después de “visto” el escudo y de conocer su origen, es rever “sobre tablas y por unanimidad” la decisión adoptada. El concejal que pida esa revisión se habrá ganado, esta vez sí que merecidamente, una medalla de oro pagada por el pueblo.
La alusión del cronista a la medalla de oro es porque se había considerado en la misma sesión del Concejo un despacho de la Comisión de Hacienda, por el que se daba cumplimiento al artículo 9 del reglamento autorizando al Departamento Ejecutivo para ordenar la acuñación de 15 medallas de oro -18 quilates-, con el cuño del escudo que adoptaría la municipalidad.
La nota publicada por el diario El Popular, en su sección Panorama, se ajusta a la verdad histórica que, como veremos más adelante, fuera reconocida por el mismo presidente del Concejo Deliberante, Aristóbulo Moya.
En consecuencia, en honor a la verdad histórica podemos afirmar, que el adoptado como escudo de Olavarría fue confeccionado por una jovencita llamada Modesta Montovio, y así consta en los libros de actas que se encuentran en el Concejo Deliberante de la Municipalidad de Olavarría.


Figura 3 
                                         
El acta (Fig. 4) que lleva el número 166, de 7 de enero de 1884, expresa lo siguiente:
“Leída que fue una nota de la niña Modesta Montovio, en la que remite como regalo a la Municipalidad un cuadro representando las Armas de la Patria, se acordó aplazar esa contestación hasta la sesión próxima”.


Figura 4
                                    
En la misma se afirma que la niña Modesta Montovio bordó el escudo con las armas de la Patria y con el agregado de otros elementos para representar algunas de las figuras, lo enmarcó y lo remitió a la municipalidad. No hay antecedentes en actas sobre si se le pidió la confección del escudo y tampoco si al mismo tiempo se le dio instrucciones sobre la composición de los atributos que debían integrarlo.
Surge del acta, muy claramente, que se trataba de un escudo con las armas de la Patria y, tal como veremos, contiene similares atributos que tenían por aquella época la mayoría de los escudos utilizados por la provincia, la nación y reparticiones públicas en sus documentos.
Tampoco nos dice el acta si había alguna pretensión de la joven para que fuera considerado como el escudo representativo del municipio de Olavarría
Como no existe documentación o antecedentes que prueben lo contrario, es lógico suponer, que se trató de una decisión personal la idea de bordar un escudo y remitirlo de regalo al municipio. Como vemos, el escudo no tiene elementos o atributos distintivos del partido de Olavarría. No dudamos, al ver el dibujo original con las armas de la patria, de que la composición del mismo quedó librada a su inspiración.
De la lectura del acta, que trata sobre el escudo, surge la postergación de una resolución, seguramente para discutir una respuesta a la joven. Es en el acta 168 (Fig. 5) donde se nos revela la respuesta, que tal como lo mencionara el cronista del diario El Popular, en la nota antes citada, se resuelve abonar a Modesta Montovio por la confección del escudo.


Figura 5 
                                     
El acta del 30 de enero de 1884, dice lo siguiente:
“Se acordó autorizar al señor Presidente para que conteste a la señorita Modesta Montovio, agradeciéndole el obsequio hecho a esta Municipalidad, y se le remite como regalo la cantidad de tres mil quinientos pesos m/c”.
En el acta surge que la Municipalidad acepta con gusto el obsequio, confirmando que fue una decisión personal de la joven, y no un encargo del municipio la confección del escudo. Siendo por demás llamativa la decisión adoptada de enviar dinero en agradecimiento a un obsequio o regalo como dicen las actas.
Es quizás en la carta enviada al municipio por la joven Montovio, que no hemos podido encontrar, donde encontraríamos el motivo de esta aparente contradictoria resolución adoptada por la municipalidad.


Figura 6
                                              
La nota publicada por el diario El Popular dando a conocer la verdadera historia del escudo, que adopta la municipalidad, hizo que el concejal Aristóbulo Moya concurriera personalmente a la sede del diario.
El 13 de agosto de 1942, el diario el Popular nos cuenta, con el pintoresco gracejo que caracterizaba a la sección Panorama, de la visita del concejal Moya.
La nota (Fig.6) que lleva como título “La historia del famoso escudo”, dice lo siguiente:
Ayer se nos apareció Don Aristóbulo, el investigador de antigüedades y Presidente del Concejo Deliberante. Vengo -nos dijo- por el asuntito ese del escudo de Olavarría. Aquí les traigo -agregó- una copia fiel de las sesiones del Concejo, del año 1884, en que se trató esa cuestión. Ustedes lean esto y luego saquen las conclusiones que su espíritu crítico les dicte. Y así diciendo nos alcanzó un papel en el que se leía: 
“Primera sesión del año 1884: 7 de enero”; quiere decir ello, dijo Don Aristóbulo “que el cuadro fue entregado en 1883, como dice en el mismo”. Si Ud. lo dice…, le contestamos, así será... Luego, en el papel que nos enseñaba podía leerse lo siguiente: El acta se refiere a la sesión del 7 de enero de 1884 -  “Leída que fue una nota de la niña Modesta Montovio, en la que remite como regalo a la Municipalidad un cuadro representado las Armas de la Patria, se acordó aplazar esa contestación hasta la sesión próxima”. Ya nos parecía -le contestamos- que al escudo lo había hecho una nenita..., lo que no imaginábamos era que lo había remitido “en la nota” como dice el acta... Cuando ya íbamos a preguntar por qué no lo había envuelto en otro papel, Don Aristóbulo nos dijo: sigan leyendo, y a los chistes guárdenlos para el “Panorama”. Fue así que nos enteramos de lo resuelto al respecto, en la sesión del Concejo, del 30 de enero de 1884. El acta dice: “Se acordó autorizar al Señor Presidente para que conteste a la señorita Modesta Montovio, agradeciéndole el obsequio hecho a esta Municipalidad y se le remite como regalo la cantidad de tres mil quinientos pesos m/c”.
Quiere decir -exclamamos- que no fueron “quinientos” sino “tres mil quinientos” los pesitos regalados por ese cuadro que tiene la pretensión, nada menos, que las Armas de la Patria ¡¡Para eso le hubiéramos dado una medalla de oro... igual a la que se auto-obsequiaron ustedes...!! Y en resumen -terminamos preguntándole-: ¿Qué piensan hacer en definitiva con el cuadro que regaló la nenita -a la que pasado menos de un mes ya la calificaron de “señorita”, posiblemente por la seriedad de la obra...-? ¿Mantendrán firme la resolución de adoptar “eso” como escudo de Olavarría? y..., contestó Don Aristóbulo mientras se ponía el sombrero –ahora francamente, francamente... – y sin darnos tiempo para nada, se retiró del diario, dejándonos en la duda acerca de la suerte que ha de correr en definitiva el famoso cuadro “que representa las Armas de la Patria”.
Antes vimos cómo, desde finales de 1932, en el sello utilizado por el Concejo para sellar sus actas estaba dibujado el escudo, que más tarde adoptaría la municipalidad, sin que mediara resolución u ordenanza.
En julio de 1934 se inauguró el actual Palacio Municipal.
En el descanso de la escalera principal, que nos lleva a la planta alta del edificio, nos encontramos con un gran vitraux (Fig. 7), en el que podemos ver una representación del escudo, similar al utilizado para sellar las actas del Concejo Deliberante. Los mismos atributos colocados de igual forma y, debajo, en el interior de una cartela sostenida por dos niños, la leyenda: Municipalidad de Olavarría 1934.

Figura 7 
                                           
Vemos entonces, en el vitraux, que también sin mediar norma alguna se lo había aceptado como un elemento distintivo de la Municipalidad de Olavarría.
Con anterioridad expresamos que el dibujo del escudo adoptado por la Municipalidad de Olavarría no se ajustaba estrictamente al modelo original.


Cuadro con el escudo
 

Figura 8 
 

No sabemos si fue por indicación de los concejales que lo adoptaron o lo quiso así el dibujante encargado de la copia. Lo cierto es que, los rayos del sol que coronan el escudo de Olavarría y otros atributos, tal como fueron confeccionados por la joven, difieren del modelo original.
El sol del escudo realizado por la joven Modesta Montovio tiene 20 rayos gruesos, formados por roeles de bronce superpuestos y unidos, por su punto medio, con un cordón; y 20 rayos finos cortos de cordón, tal como lo podemos ver en detalle en la (Fig. 8). Los mismos elementos utilizados para representar los rayos gruesos del sol se usaron para componer, en el original, una bordura en todo el perímetro de la elipse. Este fue otro de los elementos que lo distingue de otros escudos similares y que tampoco se observa en la copia del escudo.
La resolución del Concejo Deliberante firmada por el presidente del Concejo, que adopta el escudo en 1942, manifiesta lo siguiente:

Art. 1 – Adóptase  como escudo oficial del Partido de Olavarría, el que figura donado en el año 1883, por una comisión de damas de la localidad, según constancia en el libro de notas de la Municipalidad de aquella época.

Art. 2 - Esta resolución establece también el uso obligatorio de dicho escudo en los sellos, libros y documentos generales emanados de la Municipalidad de Olavarría y que ya tiene adoptado sin resolución alguna desde hace diez años.
La resolución está firmada por Aristóbulo R. Moya (Presidente) y Juan C. Calcagno (Secretario Ac.hoc).

Resolución que adopta el escudo

La lectura de la resolución adoptada nos produce la misma sensación que al cronista del diario, donde dice “el que figura como donado en el año 1883, por una comisión de damas, según constancia en el libro de actas de la Municipalidad”, la titula “aseveración fraudulenta”. No era para menos, se trataba de legitimar una fábula histórica con una falacia al decir en la resolución que adopta el escudo: según constancia en el libro de actas.

Así como expresamos nuestro sentir ante esta imaginaria historia, nos provoca de igual modo una sensación de injusticia el no haberse rectificado los argumentos históricos de la resolución que adopta el escudo, máxime después que esta historia fuera denunciada en los medios y reconocida como tal por los responsables.
Podemos leer en el libro de actas del Concejo Deliberante,- en la sesión después de la que aprobara el escudo de Olavarría- realizada el 3 de setiembre de 1942, que no existe mención alguna sobre el tema del escudo. En el inicio del acta se lee: “El presidente Aristóbulo R, Moya pone a consideración la lectura del acta de la sesión anterior. El concejal Juan Carlos Calcagno mociona, para que se apruebe sin previa lectura, lo que apoya el concejal Francisco Fittipaldi y es aprobada por unanimidad”.
Como vemos, ni siquiera fue considerada la lectura del acta que adopta el escudo; seguramente él o los responsables de semejante fabulación, trataron de ese modo de evitar tratar el tema.
En nuestra búsqueda de escudos que podrían haber servido de modelo a la joven Montovio para confeccionar, en 1883, el que años después sería adoptado por la municipalidad, encontramos uno con los mismos atributos en los telegramas emitidos por la oficina central de Olavarría que se encontraba en la calle San Martín 116 (antigua numeración).

Figura 9 
                                            

Figura 10 
                                                                                                                                                              
El telegrama fue emitido en 1882 (Fig.9) y vemos al escudo (Fig. 10) representado con todos los atributos que tiene el de Olavarría. El mismo escudo es utilizado en años anteriores y posteriores por el Telégrafo.
Por citar otro, también un escudo con similares atributos se puede observar en los billetes de El Banco y Casa de Moneda de Buenos Aires del 1º de enero de 1864 (Fig. 11).

Figura 11 
                                          

Figura 12 
                                            
En una columna de hierro fundido (Fig.12), que se encuentra en el Museo del Fuerte Independencia de la ciudad de Tandil,  del año 1882, que hace alusión al Gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Dardo Rocha,  se observa un escudo con los mismos atributos y dispuestos de igual forma.
Como hemos visto, el agregado de banderas y cañones al blasón patrio no representaban atributos extraños al escudo patrio (1), comienza con las primeras monedas patrias de oro como agregados al sello de la Asamblea de 1813 y continúa durante todo el siglo XIX. Es así como generalmente se lo representaba cuando la joven confecciona el escudo con las armas de la patria, el que después sería el escudo adoptado por la Municipalidad de Olavarría.
Nos cuesta poder entender los motivos, si es que los hubo, de por qué habiendo claras evidencias históricas tuvieron que tergiversar los hechos para fundamentar la aprobación de la resolución que adopta el escudo. Nos cabe preguntar, si en principio se trató de un acto deliberado o simplemente de un acto de ignorancia o mala memoria. Cualquiera fuera la causa, cuando tuvieron la posibilidad de reparar lo hecho no lo hicieron.
Con esta historia- la verdadera-, es como demostramos que la actitud asumida por los concejales privó a la joven Modesta Montovio del reconocimiento que se merecía, por ser la única dama de la localidad artífice de la confección y “donación” del escudo a la municipalidad, con las armas de la Patria, y que los antecedentes y la documentación nos inducen a considerarla como la creadora virtual del escudo, que representa al partido de Olavarría.

En nuestra búsqueda de la jovencita encontramos un documento en FamilySearch, que aporta datos personales de una Modesta Montovio. Se trata de un certificado de defunción del 9 de junio de 1892, donde consta el fallecimiento en Buenos Aires de Modesta Montovio, de 23 años, es decir, que para 1883 ,-año en que entregó el cuadro con el escudo-, habría tenido la edad de 14 años. Se había casado con Andrés Monteverde, y había fallecido de fiebre puerperal poco después de dar a luz. El hecho de no haber en ese registro otra Modesta Montovio, que sus datos personales coincidan con la historia, y el  haber fallecido en otro lugar mucho antes  de  1942.  Son los datos que nos hace pensar, aunque sin poder afirmarlo, que podría tratarse de ella.    





        Escudo adoptado por la Municipalidad de Olavarría.

  
Escudo de forma oval cortado, con su campo superior de azur y el inferior de plata. En el campo inferior se estrechan dos manos diestras con brazos desnudos, que sostienen una pica que remata, en el cuartel superior, con un gorro frigio de gules mirando a diestra. Coronando el escudo un sol figurado, con veintidós rayos rectos gruesos y veintidós flamígeros finos alternados de oro. A ambos lados del escudo, tres banderas argentinas. Las banderas inferiores con un sol en el centro y sus puntas hendidas plegadas, caen sobre dos cañones puestos por debajo del cantón diestro y siniestro de la punta,  dejando ver solamente las recámaras. Enmarcándolo, una guirnalda de laurel frutado, unidos sus cabos con un moño de cinta de color celeste y blanco. (2)



 (1) El escudo nacional tiene su origen en el sello de la Asamblea. La ley del 13 de abril de 1813, dictada por la Asamblea, crea las monedas patrias y establece para las monedas de oro lo siguiente: Moneda de Oro. Lo mismo que la de Plata con la sola diferencia, que al pie de la pica, y baxo (bajo )de las manos que la afianzan se esculpan trofeos militares consistentes en dos banderas de cada lado, dos cañones cruzados, y un tambor al pie.
 Trofeos militares que, a nuestro en entender, son el recuerdo del triunfo de Belgrano en la batalla de Salta  el 20 de febrero de 1812, y que Vicente López y Planes plasmara en la segunda cuarteta de la octava estrofa de la Marcha Patriótica:
“sus banderas, sus armas, se rinden
por trofeos a la libertad...”.

(2) Descripción del autor